
Habíamos pasado 3 agradables días por Can Tho cuando decidimos coger de nuevo las mochilas, amarrarlas al portaequipajes de la moto y seguir con nuestra ruta prevista. La siguiente parada sería Chau Doc.
La verdad es que la primera impresión no fue muy buena, una ciudad bastante dejada y algo polvorienta con una densidad de tráfico acorde con lo que habíamos ido viendo a lo largo de los días por Vietnam. La ciudad tampoco es que tuviese mucho atractivo turístico, de hecho, es un lugar de paso para cruzar con Camboya pero habíamos decidido llegar hasta allí para hacer noche y dirigirnos a la costa al día siguiente.
Como de costumbre, habíamos reservado la habitación por adelantado y esta vez no tuvimos la suerte de los anteriores alojamientos. Situada en la ruta principal que unía Can Tho con Chau Doc estaba la 20GuestHouse, un hostal con un pequeño y descuidado estanque en el interior que era el lugar perfecto para que los mosquitos te utilizasen como diana a su antojo. Eso sumado a que las habitaciones habían sido limpiadas por última vez el día de la inauguración, hacían la mezcla perfecta para seguir con la ruta establecida y quedarnos tan solo una noche.
Eso sí, los dueños, una simpática pareja de ancianos, nos hicieron pasar uno de los ratos más divertidos que recordamos del viaje. El hombre que no sabía inglés, comenzó a decirnos algo así como ‘pachpo‘ muchas veces y cada vez con menos paciencia. Al cabo de unas 100 repeticiones y de señalar la riñonera de Alba y tocarme varias veces la barriga, entendimos que quería el pasaporte para hacer el check in.
Qué ver y hacer en Chau Doc
Monte Sam
Sin duda, una maravilla para los sentidos. Situado a unos 9km de Chau Doc y sobre una colina se encuentra este impresionante templo en donde también podréis perderos por el interior de sus cuevas y disfrutar de unas magníficas vistas de la frontera con Camboya.
Rumbo hacia nuestro último destino de Vietnam
Una vez aseados y con las mochilas listas, nos pusimos de nuevo en marcha hasta nuestro siguiente destino: Ha Tien.
Primeras muestras de la barbarie de los Jemeres Rojos
Para llegar hasta Ha Tien, cogimos la carretera que bordea la frontera con Camboya. Teníamos previsto hacer un par de paradas durante el camino. La primera, un gran buda situado en lo alto de una colina y que se podía acceder con teleférico. Pues bien, debido a la intuición y orientación de Ikna no fue posible llegar porque nos metimos por una camino de cabras que te llevaba justo a la parte trasera de la montaña. El único camino para subir era un estrecho y empinado caminito que Ryoga se negó a subir.
Así que con la frustración en los hombros, seguimos hasta la segunda parada: La Pagoda de Ba Chuc.
Una estructura en forma de flor de loto para homenajear a las víctimas vietnamitas de los asesinatos cometidos por los Jémeres Rojos en la frontera de Vietnam. Era una pequeña muestra del horror que más adelante podríamos descubrir por tierras camboyanas de esta triste y oscura etapa de su historia más reciente. En el interior del mausoleo se encontraban cientos de calaveras y huesos separados por edades y sexo de las que habían sido las víctimas de los ataques del Khmer Rouge.
A pocos metros del templo se encontraba una exposición con fotografías posteriores al salvaje ataque. Piel de gallina antes de llegar a Ha Tien.
Qué ver y hacer en Ha Tien
Habíamos leído que Ha Tien era una ciudad de paso en la que no merecía mucho la pena perder más de un día antes de cruzar la frontera con el país vecino. La verdad es que, para nosotros, fue una grata sorpresa. No teníamos muchas expectativas puestas en esta parada y quizá por eso nos gustó tanto. Además, después de dos semanas ¡volvíamos a ver el mar! Y eso, para alguien que ha vivido siempre a dos pasos de él, no tiene precio.
Esta vez no habíamos reservado ningún alojamiento para ir a averiguar por nuestra cuenta las diferentes gues thouse que no aparecían por los buscadores habituales.
El primer intento fue nulo, ya que, el hostal donde paramos estaba muy bien pero no había nadie. Al parecer, el recepcionista se estaba echando una siesta y no escuchó nuestros intentos (al final poco discretos) por conseguir una habitación. A pocos metros y gracias a la intuición femenina de Alba, topamos con otra GuestHouse. Lo pudimos comprobar al bajar de la moto y ver una cartel con letras diminutas donde confirmaban nuestras sospechas…
Un par de camas, un ventilador y baño privado a un muy buen precio! Al cabo de 5min nos picaron a la puerta. Era el dueño, que nos venía a dar la bienvenida y nos invitaba a la boda de unos amigos suyos por la tarde. No comenzaba mal nuestra andadura por Ha Tien!
Por los alrededores de Ha Tien hay varios atractivos turísticos por los que vale la pena perder varios días para disfrutar de ellos.
Entre los destacados:
Cuevas de Thach Dông y las Cuevas de Dá Dung
Dos cuevas separadas por apenas unos dos kilómetros, de formaciones kársticas y muy recomendables si pasas unos días por Ha Tien, sobretodo la segunda y menos conocida.
Tinh Xá Ngoc Tién
Aunque quizás el templo no sea muy espectacular, las vistas sobre Ha Tien y sus alrededores merecen la pena.
Chúa Phù Dung
Un templo que data de 1750.
Mercado de Ha Tien
Playa de Mui Nui
Aun que la playa en si dista mucho de ser un lugar paradisíaco, merece la pena su visita y un buen baño.
Mi gran boda Vietnamita
Como buenos huéspedes, habíamos aceptado de buen gusto la invitación a la boda. Así que nos pusimos nuestras mejores galas o las que te permite una mochila de 40l para pasar 6 meses de viaje. Acompañados por nuestro anfitrión, nos dirigimos hasta un descampado en donde había una gran carpa con una gran cantidad de mesas y otras tantas sillas, un escenario con músicos y una pantalla para los osados a salir al karaoke (como les encantan los Karaokes a los vietnamitas!!).
Las mayoría de mesas estaban llenas y como era de esperar, parecía que éramos la atracción principal del evento.
Después de un rato de cervezas, brindis y mucha (mucha) comida, nos dimos cuenta de que no habíamos visto a los novios. Nuestro anfitrión nos explicó que la ceremonia principal sería al día siguiente, en donde habría más comida y se tenía que ir bastante más arreglado (¿era una indirecta?). Por supuesto, también estábamos invitados pero tuvimos que rechazarla por falta de tiempo.
Fueron pasando las horas y habíamos pasado por casi todas las mesas que se repartían por la carpa cuales monos de feria (sin acritud). La verdad es que todo el mundo se portó fantásticamente con nosotros y nos cebaron a base de bien.
Cada vez que nos sentaban en una nueva mesa, nos llenaban el plato y la jarra con hielo y cerveza (otro brindis).
A eso de las 23h, con un ciego considerable, después de haber brindado con todos los asistentes uno por uno; después de haber bailado y después de haber rechazado amablemente unas 20 veces la invitación a cantar algo en el karaoke, pusimos punto y final a la noche haciendo otra cerveza con nuestro anfitrión.
Nos hubiese encantado asistir al día siguiente y poder descubrir y disfrutar de una ceremonia al estilo vietnamita pero el deber nos llamaba y teníamos que continuar con nuestro viaje.
Encuentra tu vuelo con Skyscanner
Tramita tu visado aquí
Viajar seguro: Contrata tu seguro de viaje
Encuentra tu alojamiento ideal
Tarjetas viajeras
Cambia dinero al mejor precio con Ria
Lonely Planet Vietnam
post a comment cancel reply
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.