
Tercera parte del viaje que realizamos a Senegal el pasado Febrero. Si te perdiste la anterior entrega, no dudes en echarle un vistazo aquí!
Destino Casamance
Uno de nuestros principales objetivos del viaje conseguido. Después de un día y medio en Dakar debíamos asegurarnos de embarcar en el ferry dirección a Casamance y no las teníamos todas con nosotros. La cuestión es que, si quieres hacer el trayecto en barco hacia el sur del país las posibilidades que tienes para comprar los billetes son: o llegas a Dakar y te diriges personalmente al puerto para comprar los billetes o, si tienes la fortuna de tener a algún conocido viviendo en la capital, que sea él quien los compre a tu nombre.
Nosotros no teníamos la suerte de tener alguien conocido y debimos tirar de contactos nuevos y de la Caja B. Sí, tuvimos que ‘untar’ a un encargado del puerto, que era colega de Aba y Maissa, para poder conseguir los tickets ya que, según decían en las taquillas ‘el barco estaba lleno’.
Así que, con los pases en mano subimos al gran Cosama para un trayecto que debía durar unas 12 horas hasta la Isla de Karabane, en donde nos esperaban Gui (primo de Igna) y Agni, quienes se convertirían en nuestros compañeros de viaje para el resto de nuestra estancia en Senegal.
El Cosama es un ferry que hace el trayecto de Dakar a Ziguinchor (y viceversa) varias veces por semana. Un barco con pocos años de vida y, a pesar de que nos tocó dormir en unas butacas de dudable comodidad y con un aire acondicionado al máximo, está bastante bien.
Tragedia en 2002
No hace muchos años, concretamente en 2002, ocurrió una de las tragedias humanas más grandes en la historia en alta mar. Le Joola, el antencesor del Cosama, se hundió en septiembre cuando hacía su ruta habitual hacia ZIguinchor, causando 1.863 muertes. Tan solo sobrevivieron 63 personas de todos los pasajeros que iniciaron el trayecto.
Una de las causas de éste triste accidente fue la cantidad de personas que iban a bordo, así como una posible negligencia de las cuerpos de seguridad a la hora de rescatar el barco.
Ante éste suceso, se tomaron estrictas medidas a la hora de embarcar a un número preciso de pasajeros. Así nació el Cosama, que, además de ser un navío nuevo, cuenta con muchas más medidas de seguridad que su antecesor.
Después de pasar una larga noche de idas y venidas en las butacas, estábamos listos para desembarcar en la Isla de Karabane. Ya con el barco amarrado en el puerto vimos como uno a uno, y después de ser nombrados, iban bajando diferentes pasajeros. Nosotros no teníamos ni idea que se tenía que notificar que querías bajar en la Isla al facturar la mochila, así que después de negarnos reiteradas veces que no podíamos bajar, vimos con cara de tontos cómo nuestros compañeros de viaje se despedían de nosotros a lo lejos. Todavía no teníamos claro cómo y dónde podríamos encontrarnos.
Después de éste pequeño percance, seguimos nuestra travesía con destino a Ziguinchor. La frustración de no haber podido desembarcar se amainó cuando fuimos testigos de un bonito espectáculo que nos brindaron unos simpáticos delfines que nadaron a nuestro lado hasta pocos kilómetros de la capital de Casamance.
Llegada a Ziguinchor
Una vez en el puerto debíamos recoger nuestro equipaje, lo que no sabíamos era que, (al igual que Wally en los libros) debíamos buscar las mochilas entre una gran numero de maletas, paquetes y personas ansiosas por conseguir el mismo objetivo. Tardamos un rato pero lo conseguimos!!
Con las mochilas ya colgadas, todavía nos quedaba un largo trayecto hasta nuestro próximo destino, debido al despiste y a la mala información del Almami (el chico al que ‘sobornamos’ para conseguir los billetes del Cosama). Por suerte para nosotros, durante el viaje en barco, habíamos hecho varios contactos que nos serían de gran ayuda para orientarnos en nuestra nueva ruta.
Ángeles y Ana, dos simpáticas españolas que se dirigían a Oussouye para presentar un libro (escrito por la segunda), sobre cuentos de los Diolas, nos invitaron a acompañarlas en su presentación y estancia.
Por otro lado también conocimos a Pepita, a sus dos compañeras de viaje (Carmina y Concepció) y a su guía, Pierre. Éstas simpáticas leridanas se habían aventurado a una ruta por Senegal de la mano de su guía y gran amigo de Pepita. Como Ángeles y Ana, también se dirigían a Oussouye para hospedarse en el campamento a medio construir de Pierre.
Al ver que el tiempo se demoraba y sabiendo que Karabane era una opción cada vez menos viable por distancia y medios para llegar, decidimos aceptar la invitación de Ana y Ángeles. Ahora solo nos faltaba conseguir un sept-place, llegar a Oussouye y encontrar un lugar dónde pasar la noche. Para ello tiramos de Pierre, quién amablemente se ofreció para ayudarnos a encontrar alojamiento. Con la nueva ruta planificada, nos dirigimos a la estación central de taxi, bus y sept-place de Ziguinchor, acompañados de Omar (un simpático senegalés que se hacía fotos con todos los tubabs que se cruzaban en su camino!)
Una vez en la estación tocaba lidiar y regatear con todos los comerciantes, taxistas y niños que se acercaban, por suerte (de nuevo) nos encontramos con otra ayuda inesperada. Modu, es un profesor senegalés de castellano y colaborador de la Red Educativa Sin Fronteras, fundación en la cual también participaba Ángeles. Él fue quién nos ayudó a pactar un precio razonable para llegar hasta Oussouye, lugar donde también se dirigía para presenciar la presentación del libro de Ana.
Por fin habíamos llegado a un lugar donde poder caer muertos! Aunque todavía quedaba un rato hasta poder desprendernos de nuestras mochilas…
Estancia en Oussouye
Oussouye es un pequeño y tranquilo pueblo que se encuentra entre Ziguinchor y Cap Skiring, y sede del rey de los Diolas de la región (Basse Casamance).
Con las mochilas de nuevo a cuestas fuimos hasta un restaurante situado al lado de la biblioteca del pueblo, lugar donde poco rato después se haría la presentación del libro de Ana. Allí también estaba toda la comitiva de compañeros que habíamos conocido en el barco.
Nos acogieron calurosamente y compartimos mesa para poder saciar nuestro apetito.
Más tarde, y ya con los estómagos llenos, nos desplazamos al Centro Cultural / Biblioteca de Oussouye. Para sorpresa nuestra, vimos que el centro estaba dirigido, a parte de los profesores autóctonos, por diferentes españoles que colaboraban activamente para enseñar a los niños del poblado.
Allí pudimos observar en primera persona el gran trabajo que se realiza con los niños senegaleses y con el pueblo en general.
Había un gran ambiente de fiesta en motivo de la presentación de «El dragón que se comió el sol y otros cuentos de la Baja Casamance«, un libro donde se recopilan cuentos tradicionales de la etnia Diola escrito por Ana Cristina Herreros.
En la presentación estaban representadas todas las religiones del poblado: musulmana, cristiana y animista; y las diferentes personalidades de Oussouye. Después del coloquio, pudimos degustar unas pequeñas delicias que habían preparado mujeres del poblado como unas empanadillas sabrosísimas, unas rosquillas dulces y otras cosas de las que no pudimos echar mano por timidez.
A todo esto, todavía no sabíamos dónde dormiríamos esa noche. Fue entonces cuando Pierre nos ofreció una habitación en el campamento que estaba construyendo, ya que, todos los otros alojamiento del pueblo estaban completos.
Después de una más que merecida ducha, nos dirigimos a Chez Henriette, el restaurante de Paquita (cordobesa que llevaba 15 años en Oussouye), donde comimos un plato de espaguetis que nos supo a gloria y pudimos compartir cervezas y experiencias con nuestros nuevos amigos.
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Comments:
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Pepita Duaigües
MOLT BONS els vostres comentaris sobre el viatge al Senegal, que en part vam compartir amb vosaltres.
M’ha fet recordar vivament aquells dies.
Veig que també teniu una narració sobre Bali, on vaig estar ja fa tres anys. Meravellosa illa.
Una abraçada,
Pepita
Gazpachila2015
Hola Pepita!!!
Estem contentíssim de que ens hagis respost! 🙂 I esperem que t’hagi fet recordar molts bons dies a Senegal! Nosaltres vem tenir la sort de trovar-vos al vaixell i que ens donessiu un cop de mà amb l’allotjament.
Si algun dia ens deixem caure per Lleida et farem una visiteta 😀
I lo de Bali és de l’any passat que varem fer una ruta per Indonesia, una altre gran experiència.
Una forta abraçada!!