
Amanece en Dindefelo
Llevábamos varios días durmiendo poco y mal, así que nos costó algo levantarnos, pero la verdad es que nos sentó genial poder tener un lugar ‘fijo’ donde caer muertos y no tenernos que levantar al día siguiente a prisa y corriendo para coger una ‘furgo’ o un sept-plass para recorrer largas distancias.
Cogimos fuerzas con un desayuno marca de la casa (de la tangana junto al campamento) y Doba nos invitó a conocer el pueblo y las diferentes mejoras que estaban realizando para la comunidad.
La primera parada fue el huerto comunitario, un extenso terreno repleto de todo tipo de hortalizas plantadas para el auto-consumo y comercio del poblado. La verdad es que daban ganas de ponerse a trabajar junto a los voluntarios que día sí día también, daban vida a éste estupendo espacio.
Después de explicarnos la labor que hacían y regalarnos unos pocos tomates y lechugas, pusimos rumbo al colegio de Dindefelo. En este caso, debemos decir que ‘utilizaron’ nuestra visita para denunciar algunas deficiencias que llevaban tiempo sin ser solucionadas por el gobierno. A pesar de eso, pudimos ver de primera mano el buen trabajo que hacían los profesores con los alumnos de la zona y lo felices que parecían éstos teniendo acceso a una educación digna.
Por último, nos desplazamos hasta el hospital. Nos alegró gratamente poder ver la gran labor que hacían los voluntarios y los propios residentes de éste espacio. Ellos, nos mostraban con orgullo las instalaciones de maternidad en donde son atendidas la mayor parte de mujeres de la región y cómo, a través de las placas solares, han podido dotar de energía los diferentes recintos.
Llegamos a Dande, pueblo natal de Doba
El calorcito que nos acompañó durante la subida hasta la cima de la montaña donde se encontraba Dandé nos hacía presagiar que los días que pasaríamos en el poblado serían duros…
Antes de eso, habíamos podido observar grandes explanadas repletas de termiteros ‘champiñon’ y la consistencia de éstos al aguantar nuestro peso encima! También tuvimos tiempo para asomarnos por el acantilado por el cual caía la cascada de Dindefelo. No nos asomamos demasiado tampoco…impresionaba bastante y no teníamos ganas de acabar el viaje (de la vida) antes de tiempo 😀
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Dandeé
Dia 1
Después de una hora de camino con el equipaje a cuestas, llegamos por fin al pueblo natal de Doba. Como en la mayoría de aldeas del Pais Bassari, las cabañas estaban desperdigadas por una amplia zona en donde, a diferencia de lo que estamos acostumbrados aquí, no había problemas por ocupar un poco más de terreno o parcela respecto a la de tus vecinos. Nos recibieron 3 hombres que estaban construyendo un pequeño almacén para ir guardando la paja que recogían para el ganado.
Seguimos hasta el Campamento Chez Doba , nuestro hogar para los siguientes dos días. Dejamos las mochilas, escogimos cabaña y conocimos al hermano de Doba, quién trabajaba, junto a su mujer, en el campamento haciendo de guía cuando Doba no estaba disponible.
Como era el momento de la tan merecida comida de ese día, nos sentamos en la cabaña abierta central que hay en el campamento para degustar un Mafé que preparó la cocinera como recibimiento. Mientras nos llenábamos los estómagos escuchamos a Doba como había conseguido crear su propio campamento después de trabajar duramente como guía, y de como colaboraba junto con Yakaar Africa para mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas con diferentes proyectos.
Con el calor que dominaba la zona y las pocas sombras que podías encontrar para cobijarte, era imposible salir a dar una vuelta hasta al cabo de varias horas, así que esperamos haciendo una siesta y, más tarde, degustando un delicioso té bissap (de flor de hibiscus).
Una vez que el sol había comenzado a bajar y el bochorno era algo más soportable, nos desperezamos y pusimos rumbo a las cuevas de Dandée, lugar donde los primeros Bassari vivieron durante años hasta que, con la llegada otras tribus, fueron invitados a buscarse otro lugar para vivir por no comulgar con sus creencias. Era un lugar silencioso, fresco y agradable con diferentes cavidades que albergaban grandes historias de antaño, como por ejemplo: la extracción de la pólvora que utilizaban las antiguas tribus y de cómo, actualmente, tan solo dos personas del poblado sabían como elaborarla.
Alba’s Rock Party 30 Birthday
Pues sí, ese mismo día en el que habíamos dejado Dindefello para subir hasta Dandée también era el cumpleaños de Alba (la jovenzuela hacía 30 añitos!) y no se iba a quedar sin celebrarlo, claro está!
Aunque la celebración sería algo diferente a lo que uno puede estar acostumbrado. También hay que decirlo, a Alba le encanta celebrar el cumpleaños lejos de casa y de la forma que sea.
Así pues, después de una cenita ligera (arroz con algo para no perder la costumbre) Doba y compañía, le cantaron el Cumpleaños Feliz en Peul (el idioma de su etnia) y le hicieron soplar una vela (similares a cuando se te va la luz y no encuentras la linterna). Algo que no se esperaba y le sorprendió gratamante. Y ahí no acabó…
En la mayoría de aldeas de esta región, la única manera de obtener electricidad es a través de las placas solares y nuestro querido guía, aprovecho la que tenía en su Campamento para conectar el equipo de música e improvisar una rave a la que acudieron todos y cada uno de los aldeanos. A pesar de que muy pocos bailaron (suponemos que por vergüenza) fue una noche divertida y que seguramente Alba recordará toda su vida.
Día 2
Con una resaca brutal de agua y té, nos levantamos para ir a visitar varios poblados de la zona en donde nos mostrarían, en un principio, cómo se hacía la cerámica que utilizaban para su día a día. Decimos en principio porque la familia que nos debía enseñar como trabajan la cerámica, no podían atendernos porque iban a un funeral.
Aun y así, nos detuvimos en otras cabañas donde también hacían su propia artesanía. Piezas delicadas hechas a mano con gran habilidad y que iban desde pequeños cuencos o ceniceros, hasta grandes tinajas donde almacenar agua. Como turistas que eramos, no pudimos resistir la tentación de comprar varios cuencos para las presentaciones de nuestras recetas (véase aquí) y fuimos obsequiados, además, con unas deliciosas naranjas recién cogidas.
Seguimos volteando por la zona para conocer el día a día de sus habitantes, sus costumbre, etc. Hasta que nos invitaron a sentarnos y a hacer un té con unos amigos de Doba, entre los cuales había un hombre de los más peculiar. No recordamos su nombre pero sí que era todo un personaje. Era ciudadano de Guinea-Bissau (la frontera se encontraba a escasos metros de donde estábamos) y se paseaba todos los días por los diferentes hogares para dar conversación y tomar prestado un poco de té y comida de sus anfitriones.
Después de tan grata compañía, llegamos a la ‘frontera’ de Senegal con Guinea-Bissau… Tan solo era una linea imaginaria que partía un campo de fútbol en el que alguna vez habían echado a los niños por estar jugando en otro país que no era el suyo.
Empezaba a apretar el sol e iba siendo hora de comer. Pusimos rumbo de nuevo al campamento para saciar nuestro apetito y descansar un rato antes de nuestra siguiente excursión.
Cascada de Afia
Hemos comentado ya que hacía mucho calor? Seguramente 239053 veces, pero es que era insoportable, así que Doba tuvo la genial idea de llevarnos a una pequeña cascada situada a una media hora de Dandeé y en la cual podríamos refrescarnos y huir de las altas temperaturas.
A medida que íbamos acercándonos a la cascada, el paisaje cambiaba completamente. Al haber llegado a Senegal en época seca, todo se teñía de tonalidades marrones por la escasez de agua y el polvo. Sin embargo, aquello era digno de las películas del Libro de la Selva. Un entorno verde lleno de lianas por donde hacer el mono con una suave brisa que en ocasiones te producía algún que otro escalofrío.
Sin pensarlo dos veces nos metimos bajo la cascada y chapoteamos en el pequeño estanque en el que ésta acababa durante un par de horas hasta quedar bien arrugados. Teníamos que aprovechar para darnos un chapuzón, al estar en el interior de Senegal las ocasiones en las que te cruzabas con un lugar así eran mínimas.
Tocaba volver de nuevo al campamento aunque antes debíamos hablar con el Jefe de la tribu (mediante Doba) y pagar una pequeña contribución por haber visitado y disfrutado de las cascadas de su pueblo. Mientras tanto, nosotros charlábamos con una simpática familia que estaban moliendo couscous en el pilón y que tenían un hijo que estaba aprendiendo castellano.
De vuelta, ahora sí, hacia Dande nos quedamos atónitos viendo lo que ocurría a escasos metros. Pensábamos que el pueblo estaba en llamas, y en realidad era así (en parte). Estaban quemando rastrojos para ‘limpiar’ la zona sin demasiado control pero parecía que todo el mundo estaba tranquilo, así que seguimos nuestro camino hacia nuestras cabañas.
Dia 3
Eran nuestras últimas horas en Dande antes de volver a Dindefello para coger el coche y dirigirnos hasta la próxima aldea del Pais Bassari. Doba nos guardaba una sorpresa final antes de llevarnos hacia Afia: Los Dientes de Dande.
A unos 20 minutos caminando de Dandé, se encontraba este conjunto de montañoso que recibía su nombre por la curiosa forma de sus rocas. Delgadas y puntiagudas como si de una dentadura se tratara, allí estaban. Evidentemente las tuvimos que apreciar desde las alturas y salvando las distancias con el precipicio que hacía la vez de mirador. Un bonito broche final para la estancia en nuestro segundo poblado del Pais Bassari.
Volvimos a recoger nuestra mochilas (no sin antes coger una enorme piedra plana que serviría de plato de ducha para el campamento Chez Doba) y bajar hacia Dindefelo, donde habíamos dejado el 4×4 dos días atrás.
Antes de eso nos despedimos de nuestros anfitriones durante estos dos agradables días y nos haríamos la foto de rigor 😛
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Vir
Pues vaya súper celebración de cumple no? De lo más especial sin duda, esos cumples molan mucho! Me han encantado las cascadas y el pequeño estanque donde os refrescasteis, es que me estaba acalorando solo de leeros! Jeje me ha sabido a gloria! Un abrazo chicos!
Gazpachila2015
Wow Virginia, se nos pasó responderte! 🙁
Gracias por leerlo y sí, fue muy especial el cumple! jejeje
Sin duda alguna, Dandé y Dindefello fue lo que más nos gustó del Pais Bassari 🙂
Un fuerte abrazoooo!!